En tiempos en los que los que se imposta la actitud, donde los perros
más feroces son caniches disfrazados, tiempos en los que creemos
salirnos de la ruta marcada para ser únicos sin dejar de ser una oveja
más del rebaño global, tiempos en los que el éxito se mide
en Rivieras y Wizink´s y las letras son una saturación de
edulcorantes, sacarinas, panelas y estevias varias, da mucho gustito llegar
un viernes a una sala como La Siroco para meterte una
sobredosis de música real, directa y con peso de verdad.
El viernes teníamos una cita en la Sala Siroco, a reventar
desde el primer momento, para llenarnos los pulmones de música real,
de piel, de sudor y de mucha verdad. Tres nombres formaban el Cartel, The Rebels, Astrobahn y The Garlic Phantoms y
no perdimos ni un segundo de disfrutar del momento único en que se
convirtió la noche
Abrieron fuego Astrobahn, con un sonido bien trabajado, con
letras en castellano llenas de carga de profundidad, visceral y disparando
emociones en todas las direcciones posibles. Su música no se encierra
en un sonido concreto, no se limita a ninguna etiqueta. Los
madrileños, que cuentan con un Ep, Ausencias y dos discos en el
mercado, El mundo se para y Fuego hicieron que nos sumergiéramos en su
"caos" particular para hacernos recordar cómo nos brotaban burbujas de
sangre hirviendo en tiempos pasados al disfrutar directos tan contundentes
como el suyo.
Sin mucha espera, suficiente solamente para pedir una cerveza más,
aparecieron en el escenario The Rebels para dispararnos
directamente a esa región del cerebro donde viven las emociones, los
buenos recuerdos, nuestro pequeño rincón exquisito particular. Si
no has tenido ocasión o la suerte de escuchar nada suyo, voy a
intentar ubicarte de manera rápida. Si conoces como son Dexter Holland y Billie Joe Armstrong encima del escenario y
sus bandas, te puedes hacer una idea muy buena como suenan The Rebels. Actitud, potencia, sonido impecable y mucho
magnetismo regalaron durante su actuación los madrileños,
liderados por Alex Gallardo. Durante toda su actuación nos
transportamos a esa música de verdad vomitada, radical, que sale del
estómago, insurgente y sin ningún guiño a la fácil
banalidad de lo vacío, a directos brutales como los de Green Day o The Offspring. No quiero olvidar la
colaboración de Juan Pérez Fajardo, rememorando aquel concierto
de la Sala El Sol hace unos años ya (2015), y solo confirmar que la
guitarra esta vez salió mucho mejor parada.
Joder, como se agradecen noches así, noches donde puedes mirar de
frente a la música de verdad, de tú a tú, a la música
de banda y local de ensayo.
No sabemos si era momento de esplendor, momento de caída pero llegaba
el turno de una de las bandas más importantes de la historia de la
música patria. No vamos a entrar a bucear por sus momentos más
bajos, de mayor fango, de cuando se convirtieron en asiduos de las portadas
de la prensa rosa, en habituales tertulianos junto a Maruenda e Inda en Telemadrid o columnistas destacados de la contraportada del
periódico de Pedro J. Vamos a centrarnos en ese grupo que
tocó en una arrebatada Plaza del Trigo del Sonorama y
ese temazo de nombre homónimo que es The Garlic Phantoms
. Joder, estos cabrones lo volvieron a hacer, Edu Molina y Alacrán Fajardo destaparon el tarro de las
esencias, cual mejor tarde de Curro Romero en la Maestranza, y
volvieron a dar un concierto mítico. Sin duda, la música nacional
quedaría muy coja sin un grupo tan referente como lo han sido y son
The Garlic Phantoms.
"The god saves The Garlic"