La edición de 2022 del Sonorama Ribera que acaba de
terminar será recordada por infinidad de motivos. Se celebraba en este
2022 la 25 edición del festival arandino, lo que supone un gran hito
dentro de la historia de los festivales que se celebran en nuestro
país. Esta edición ha sido la que mayor afluencia de público
ha registrado en toda trayectoria y que ha llegado a congregar en total a
más de 140.000 asistentes. Han pasado durante estos días de
festival más de 200 artistas entre los 10 escenarios que se han
montado entre el recinto y la ciudad de Aranda. Ha habido un concierto
sorpresa que ha sido todo un pelotazo y ha sido el año en el que el
cabeza de cartel del día principal de Sonorama, el concierto del
sábado, no ha sido un grupo o cantante indie o del rock nacional. Con
todos estos elementos, vamos a intentar contar lo vivido en Sonorama en
estos días.
El Sonorama es tan bonito vivirlo como difícil y complicado cubrirlo,
si quieres intentar llegar a todo lo que se vive a cada segundo del
festival. Pero también es momento de charlar con buenos amigos,
acompañados de un buen Ribera del Duero, porque el Sonorama es una
experiencia que va más allá de la música.
Destacar solo algunos conciertos seria hacer de menos a muchos y buenos
artistas, por lo tanto, vamos repasar alguno de los que vimos cada día
y nos meteremos de lleno con los cabeza de cartel. De la jornada del jueves
nos gustaría comentar el de Coque Malla. El músico
dio un concierto impecable de sonido, demostrando las muchas y buenas
tablas sobre el escenario que tiene el artista y donde su energía y
magnetismo engancharon rápidamente con el público asistente. Otro
de los conciertos que no nos perdimos fue el de veterana Janette. La artista recorrió todos sus éxitos como
Soy Rebelde o Frente a Frente y contó con colaboraciones del nivel de
Alberto de Miss Caffeina y Gabriel de Shinova. La simpatía, el buen
rollo, lo natural, lo no impostado llegó con Rozalen. El
suyo fue un concierto de sonrisas, felicidad y cercanía que te cala el
cuerpo desde el minuto uno. Nos despedimos del recinto con Rulo y la Contrabanda que dio un pedazo de concierto de puro
rock. El ex de La Fuga nos dejó con la boca abierta al realizar un
concierto impecable de voz, luces, sonido y ganas.
El viernes fue más que intenso. Llegamos pronto para ver el concierto
de Vega, donde la cordobesa se subía por primera vez al
escenario del Sonorama y no se dejó nada en los bolsillos. Dicen que
la veteranía es una grado, pero si hablamos de Mikel Erentxun es que hablamos de unos de los grandes de este
país. Recorrió temas, tanto de su trayectoria en solitario como
de su etapa en Duncan Dhu, y fue una delicia verle en tan buena forma y
como engancha con público de diferentes edades. En el escenario
principal vivimos uno de los conciertos del festival, sin lugar a dudas y
este fue el de Shinova. Con ganas, rabia, talento y kilos de
energía nos volvieron a regalar uno de esos conciertos que te guardas
en el bolsillo para siempre. Había un concierto sorpresa programado el
viernes pero no nos podíamos imaginar que el artista que se ocultaba
podía ser perfectamente cabeza de cartel. Sin darnos cuenta, nos
encontramos, ni más ni menos con Leiva encima del
escenario. El de la Alameda de osuna se marcó un pedazo de concierto
repleto de buen rock, mucha clase y de temas clásicos en su
discografía que hicieron saltar y disfrutar a todos los asistentes.
El sábado nos quedamos con dos momentos muy especiales. No lo
tenían nada fácil tocando en ese escenario, probando casi en
directo y justo después de C. Tangana pero nuestros queridos Embusteros lo volvieron a hacer y congregaron a bastante
público para ver su actuación y su directo arrollador. Ya lo
sabéis pero nosotros siempre viviríamos en un concierto suyo. La
fiesta llegó con Ladilla Rusa en el escenario principal
del Sonorama ante mucha, mucha gente que se quedó para bailar,
reír y disfrutar al son de Kitt o Maculay Culkin.
El domingo tocaba cerrar el festival y lo hicimos al ritmo trepidante de Fuel Fandango, a los bailes de Nita y a la guitarra de
Alejandro. Su show es hipnótico y da igual que no te sepas todas las
canciones porque la sangre se acelera a su ritmo para no poder dejar de
bailar y disfrutar en todo el concierto. Nuestro cuerpo y nuestros pies no
podían ya más después de 4 días de festival pero
nuestra última actuación fue la de Valira. No
dispusieron, injustamente, de mucho tiempo pero sí tuvieron el
suficiente para revindicar su música, su talento y una mejor
ubicación para próximas ediciones. No diremos mucho más pero
su concierto termino con un rotundo cantico del bastante público
asistente de "Escenario Principal".
Vayamos con los 3 platos fuertes del cartel, si no tenemos en cuenta a
Leiva, ya que fue una sorpresa y nadie lo esperaba en el recinto arandino.
El viernes les tocaba jugar en casa, les tocaba recapitular una trayectoria
y les tocaba despedirse de su hogar. No se entendería su historia sin
el Sonorama. Después del pedazo de concierto de Shinova, del
sorpresón brutal que supuso Leiva, les tocaba a ellos, le tocaba a Izal. Esta gira, además de la presentación del
disco, es la gira de despedida y se hace todo bastante emotivo lo que gira
alrededor suyo. Hicieron un concierto más hacia dentro, hacia ellos
mismos, hacia su esencia, hacia su raíz, se despojaron un poco de su
faceta y de sus temas más festivaleros para darnos algo más
profundo, algo más del alma y del corazón de Mikel, Alejandro,
Alberto, Gato e Ivan. Izal es ADN puro del Sonorama y será
difícil entender el festival sin ellos. La noche acabó con La
Mujer de verde y el color de los fuegos artificiales pero no el Sonorama
para ellos. Les tocaba despedirse donde nació su historia, se
despidieron el sábado a las 15.00 en la Plaza del Trigo de Aranda de
Duero. Allí comenzó su aventura y allí dejaron su sello de
despedida.
El sábado tocaba la gran sorpresa del cartel de 25 edición de
Sonorama. El día fuerte del festival tenía como cabeza de cartel
un artista que no está dentro de la órbita de indie o del rock
nacional. El sábado era la hora de C. Tangana. Pues los
números le avalaron porque fueron unas 35.000 personas las que le
vieron actuar al madrileño. Una pasarela, un escenario sorprendente al
más puro estilo años 20, una edición de imagen magistral,
una banda con todo tipo de instrumentos de cuerda y viento. Camareros sobre
el escenario y hasta una pequeña salita de reunión. Creo que,
como show, es lo más espectacular de los últimos tiempos del
panorama musical nacional pero se pueden sacar muchas matizaciones. La
escenografía es tan brutal que, incluso, podría sacarla más
provecho. El rato de la salita con Carmona y compañía es algo
largo. Se desarrolla en la parte final del escenario y hay que verlo por
las pantallas. Se marcan una preciosa serie de canciones de otros artistas
como Navajita Paltea o Alejandro Sanz (muy bien ejecutadas) en las que no
canta en casi ninguna C. Tangana. Está claro que fue un éxito el
concierto de C. Tangana a la vista de los asistentes pero creo que marca
una peligrosa senda en el ADN y en la esencia del Sonorama.
El domingo tocaba el turno del rey, el turno del último clásico,
tocaba el turno de Loquillo. Elegancia, sobriedad, actitud de
estrella del rock and roll y mucha pose envuelven a uno de los últimos
referentes del rock más clásico. Una estirpe que se agota para
dar paso a nuevos artistas con diferentes estilos. El loco demostró
que a sus 61 años sigue en plena forma, que se puede permitir ya el
lujo de dejar cantar al público media canción o que puede cantar
casi fuera del escenario un tema. Clásicos modernos y clásicos
antiguos pero siguen siendo un tiro temas como Cadillac Solitario o La
Mataré. Se marcó un concierto armado, sin fisuras y con una
pedazo de banda que quita el hipo. Nos quedamos sin referentes y Loquillo
es uno de los últimos.
Una edición más y una edición de inflexión o de
reflexión. ¿Dónde van los pasos de del Sonorama?
¿Irán hacia tendencias más actuales como el trap y podremos
ver en próximas ediciones a artistas como Omar Montes o Rosalía?
¿Será fagocitado el emblema del festival como es la música
indie? Son preguntas importantes que deberán definir el rumbo del
festival de cara al futuro y si la cita arandina se convierte en un
festival de masas y grandes números o si la esencia y el ADN se
mantiene intacto.
Lo veremos en la edición del 2023 y como se dice, disfruten de la
vida, que es lo que pasa entre Sonorama y Sonorama.