Como diría aquella ilustre concejal del PP a Manuela Carmena
…. "No os lo perdonare jamás VALIRA"
por no hacer un concierto de 3 ó 4 horas y sacarnos de ese bello y
emocionante sueño que fue vuestro concierto del pasado sábado en
Madrid. Ni realidad, ni espejismo, VALIRA es brutalismo en directo,
brutalismo encima del escenario y brutalismo perfecto para festivales.
Recuerdo cuando mi querido Dabid Fernández me invitó a su
concierto en la Sala Mon de Madrid, el pasado mes de Octubre
de 2021. Nada sabíamos de ellos y era una manera única de
descubrir a un grupo, encima del escenario. Lejos del sonido capturado en
los discos, que muchas veces no suele reflejar la realidad de una banda.
Además de ver una sala llena, bastante antes del inicio del concierto,
disfrutamos de un show intenso, bien trabajado y transmitiendo mucho hacia
el otro lado del escenario. El pasado sábado queríamos saber si
lo que vivimos aquel día fue realidad o espejismo.
Este pasado sábado, en la Sala Copérnico y con VAHO en el cartel de la noche, era el momento de una nueva verdad.
La noche pintaba calienta por el cartel de entradas agotadas que llevaba
colgado hacía ya unos cuantos días.
Con apertura de puertas establecida para las 20:00h, llegaba la cola para
acceder a la sala hasta el otro lado de la calle, ya pasadas las 20:30h.
Emocionan muchas cosas en esta vuelta a la no sé cuál normalidad
que es esta, pero la que tenemos. Una sala llena de gente deseando cantar,
saltar, vibrar y emocionarse durante 2 horas, pocos rastros ya de
mascarillas, distancias de seguridad o cualquier otro síntoma de
frialdad pasado. Y algo que me emociona profundamente y es ver a niños
bastante pequeños (acompañados por sus padres) disfrutando de la
música en directo. Revoluciones para el motor de la máquina y una
luz de esperanza.
VAHO
hizo bailar al respetable con su apuesta fresca, con dos voces que empacan
muy bien en directo, generando unas armonías en las canciones que nos
llenaban de ritmo y vitalidad. Más que bien se sabían todas las
canciones los asistentes y hacían de coro perfecto para las letras que
salían del escenario. Hubo tiempo en su actuación para versionar
a La Oreja de Van Gogh, temas como Jóvenes Idiotas y cerrar una brillante actuación
con el más que esperado Matare a Cupido.
Cambio de escenario y era el momento de VALIRA, era la hora de saber
si son parte de la tierra prometida, si son una nueva luz, si son una nueva
bandera a este lado de la frontera. Pasaré rápido por resumir
algunos de los temas que compusieron el set list para centrarme en la
esencia. Empezaron con garra, guitarras y una sonrisa enmarcada en sus
rostros. Guerra Fría y Exiliada Multitud
eran la declaración de intenciones a las que siguieron temazos como Pájaros Ciegos, Corazones Ambulantes, Vega, Luz errante
o Gravedad.
Hacía tiempo que no vivía un concierto con tanto ritmo de
principio a fin. Sin esas fases valle que algunos tienen y que te llevan a
un rato de sopor musical (del que en algunos ya no sales) y salvando las
distancias y la juventud…. Me recordaron directos tan importantes
como los de León Benavente o Viva Suecia. Si cuando leas
esta crónica te animas a buscar a Valira en youtube o en spotify
recuerda que se va a quedar muy lejos su sonido y su contundencia al que
tienen en directo. Es una buena aproximación pero creo que con
contundentes guitarras y en estilo que se ha moldeado más hacia un
rock más moderno y contemporáneo.
Creo que está en sus manos ponerse el límite, porque este barco
tiene capitán y rumbo en su timón. Están para festivales de
los importantes y pueden salir realmente airosos de grandes escenarios como
lo hicieron Arde Bogotá en el Sonorama 2021.
VALIRA
… "no sé si os lo perdonaré jamás" pero me
daré por pagado con creces si volvéis pronto por Madrid, que esta
es tierra prometida para vosotros.